En la plaza San Martín hay gente. Son, en su mayoría, mujeres. Se mezclan entre jóvenes y quienes, a pesar de los años, deciden pese a los años mantenerse en la actividad. Para muchas, toda una vida entre cajones y pescados: fileteando, en algunos casos durante más de un día.

Hay una olla preparándose a fuego lento. Una pava renegrida que sopla su furia. Los redoblantes no cesan, salvo para alguna entrevista, o bien se susurran las respuestas. Que vienen calientes. Son muchos los días de lucha. “No son tres semanas”, dice una joven trabajadora que escucha al cronista emitir por la radio que se hizo presente en la plaza.La respuesta llega en forma de “las tres semanas son el tiempo que llevan enfrente de la municipalidad, en la plaza del pueblo”. El mundo del revés, claro. Ellas saben que son meses, con sus jornadas cargadas de dudas y de pena. Y allí están, plenas. Enteras. Esperando el 21 de setiembre cuando se realice la audiencia en Buenos Aires, la segunda; que esperan sea la definitiva.

Ruth Pereira es delegada: “El día a día nos dignifica como mujer. La gente nos dona mercadería y nosotros lo compartimos. Todo se comparte. Para quienes son sostén de familia le decimos que se queden con la mercadería”.

Ruth lleva la voz cantante. Es la misma que visitó los estudios Miguel Scalli en el predio de la Fundación Ceferino Namuncurá, en la previa a la llegada a la plaza, como otra manera de visibilizar el conflicto que viven y sufren desde hace más de dos meses: conciliaciones obligatorias, audiencias en la subsecretaría de trabajo, protestas en las puertas de la planta, vueltas alrededor de la ciudad. Ahora en la plaza.

María, también habló en la radio en el programa “a mate lavado” en la mañana de martes 13.